La fitoterapia utiliza las plantas medicinales con fines terapéuticos y para mantener la salud. Nuestras abuelas lo sabían, y aunque lo hemos olvidado en parte, parece que, poco a poco se recuperan algunos de los valores perdidos de la alquimia de las plantas.
Cuidar la Madre Tierra, el respeto por todos los seres vivos, incluyendo los animales y las plantas, y la recuperación del sentido de unión con la vida, son valores al alza.
Desde siempre, la utilización de las propiedades de las hierbas medicinales ha sido complementario a la alimentación a la hora de dar soluciones para mantener y recuperar la salud.
Aparte de las pruebas empíricas que se han obtenido desde los inicios de la existencia humana, actualmente tenemos rigurosas investigaciones científicas que avalan su eficacia.
Con las plantas medicinales se pueden tratar un gran número de enfermedades y alteraciones orgánicas, pero su uso debe ir acompañado siempre de hábitos saludables.
Las plantas medicinales son pues preventivas, atenúan determinados síntomas e incluso pueden curar, siempre que se utilicen de forma adecuada. Hay que recordar que cada cultura, cada país, dispone de una flora adecuada para el entorno y que por lo tanto, muchas veces no es necesario recurrir a plantas de otros países, cuando aquí existen muchas que han demostrado ampliamente su eficacia y seguridad.
En realidad, una planta medicinal no es tan diferente de un fármaco convencional. De hecho, algunos medicamentos contienen los mismos principios activos que se pueden hallar en las plantas medicinales.
La diferencia es que los medicamentos contienen principios activos imitados de las plantas, pero de origen sintético, creados en el laboratorio, mientras que las plantas contienen estos principios activos de manera natural y además, tienen el valor añadido de que también actúan con otras sustancias, que muchas veces desconocemos, que funcionan en sinergia potenciando sus efectos.
De hecho, una de las características más extraordinarias de las plantas, es que muchos de sus componentes químicos naturales todavía se conocen y es la sinérgica con estos los que les da las grandes propiedades terapéuticas y alquímicas.
Cuando se aísla un principio activo en el laboratorio, se pueden aumentar la dosis y conseguir un efecto más potente, pero al mismo tiempo se alteran las normas naturales. En cambio, estos compuestos que se desconocen de la planta juegan un papel importante a la hora de contrarrestar los efectos tóxicos, además, tal y como se ha mencionado, actúan con perfecta sinergia con la energía vital y el equilibrio de nuestro organismo.
Para aprovechar los principios activos de las plantas medicinales, existen diferentes procedimientos para poderlos utilizar como remedios caseros. Dependiendo del tipo de planta y la finalidad con la que la queremos utilizar, cada preparación aportará características especiales a tener en cuenta para obtener el máximo beneficio.
Se pueden hacer preparaciones galénicas de uso interno como las tisanas (que es la mejor manera de extraer los principios activos hidrosolubles) preparadas en forma de infusiones, maceraciones o decocciones. Por otro lado, también existen las tinturas, que además, permiten extraer los componentes solubles con el alcohol; se cuenta también con los extractos fluidos, las destilaciones, los jarabes, los zumos frescos, los oleomacerados y los vinos vegetales, entre otros.
También están las preparaciones galénicas para uso externo; como los vahos, las compresas, los ungüentos vegetales, los baños y las cataplasmas entre otros.
Revisando algunas de las preparaciones
Las infusiones son el método más utilizado y conocido, y de hecho, el más fácil de elaborar. Es un método muy eficaz para obtener los principios activos medicinales de muchas plantas medicinales aromáticas. Se utilizan las hojas, las flores o los tallos. En el caso de las infusiones no se hierve nunca la planta. Se pone el agua a hervir, entonces se retira del fuego y se añade la planta, se tapa y se deja infusionar de 6 a 8 minutos. En caso de que sea una planta que contiene taninos (como el té verde) con 3 minutos será suficiente, si no, se pierden los taninos y toma un sabor amargo. Se pueden utilizar plantas frescas o secas, pero hay que tener en cuenta que las secas están más concentradas y entonces hay que poner menos cantidad, la proporción sería: 1 de planta seca que equivale a 3 de planta fresca.
Ejemplos de plantas que se pueden infusionar; manzanilla, menta, tila, tomillo, salvia, maría Luisa, poleo, cola de caballo, cardo mariano, té verde, ortiga, malva, hinojo, eneldo y estevia entre otros.
Por otra parte, la decocción se utiliza para obtener las propiedades de las partes no aromáticas o partes duras de la planta medicinal, como el córtex o las raíces. Entonces se pone la parte de la planta troceada en agua, se lleva a ebullición durante unos 5-10 minutos a fuego lento. Algunas de las plantas indicadas por este método son: el jengibre, diente de león, cáscara sagrada, equinácea, harpagofito, sauce, bardana y regaliz, entre otros.
Las tinturas son preparaciones donde el proceso de extracción de los principios activos se realiza de acuerdo con la maceración en alcohol durante un tiempo determinado dependiendo de cada planta. Posteriormente se prensa y se filtra. Son preparaciones muy simples que además permiten extraer las partes liposolubles de la planta. Las tinturas son muy sensibles a la luz, por lo tanto, se deben guardar en cristales opacos, pero por otro lado permiten hacer una conservación durante un tiempo prolongado.
Algunas plantas indicadas para preparar en tintura son; el castaño de indias, la equinácea, la borraja, la lavanda, la caléndula, la ulmaria, la hamamelis, el regaliz y el hipérico, entre otros.
Duración de los tratamientos y dosificación
El tiempo de duración del tratamiento con una planta medicinal dependerá de cada caso concreto. De forma general se podría decir que, para casos agudos como resfriados, gripes, lumbalgias, problemas intestinales, infecciones urinarias o dolores articulares, entre otros, el tiempo necesario será hasta que se note mejora de los síntomas de la enfermedad. En casos crónicos se tomarán cuando la enfermedad está en fase activa y hasta que se mejore.
En general para un adulto en caso de infusiones se toma de 30-40 g de planta seca por litro de agua, equivalen a una cucharada sopera por taza. En el caso de decocciones y maceraciones será una cucharada de postre por taza.
Un adulto puede tomar de 3 a 5 tazas diarias de tisana. Para los niños se preparan tisanas más diluidas: hasta dos años 1/8 parte del adulto, hasta seis años 1/3 parte y hasta doce años 1/2.
Las tinturas se toman en forma de gotas de 20 a 25 gotas / 3 veces al día, que se pueden disolver en un vaso de agua o añadirlas a las infusiones.
Se podría seguir hablando de muchos modos de preparar las plantas medicinales, y hay numerosa bibliografía que habla del uso y las propiedades de las plantas, aquí sólo hemos hecho una degustación para que os animéis a probarlo y a experimentar los maravillosos efectos de las plantas medicinales que van más allá de sus principios activos, ya que nos permiten recuperar el equilibrio de una forma armoniosa con nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestro entorno natural.
Sandra Torrades
Licenciada en Biología. Naturópata