El Argan (Argania spinosa) era un árbol poco conocido hasta hace unos pocos años. Es originario del suroeste de Marruecos y se cree que fue una de las pocas especies (debido a su capacidad para permanecer en latencia en momentos de sequía, en condiciones duras y en suelos muy pobres), que sobrevivió a períodos del tiempo con climas muy extremos. Actualmente hay alrededor de 20 millones de árboles en el suroeste de Marruecos y ha pasado a cultivarse en zonas cálidas en Libia, Israel y España.
El árbol del Argan no es muy alto, el tronco es negro retorcido y con nudos; las hojas son de color verde oscuro y tienen una longitud de unos 2 cm, lanceoladas y dispuestas alternadamente. Las flores son muy pequeñas, de color amarillo verdoso y se disponen en grupos. La fruta del Argan es una baya de color verde-dorado de hasta 3 cm de largo y en su interior se encuentra la semilla con forma de almendra.
El Argan tiene un alto contenido en nutrientes y una química compleja, en las hojas se han identificado flavonoides como la myricitrina y la quercitina, taninos, polifenoles y saponinas. Más del 80% de los ácidos grasos del aceite de Argan extraído de las semillas son los ácidos grasos insaturados oleicos (43%) y linoleicos (36%), contiene también ácido linolénico, vitamina K, vitamina B y vitamina E. Se han encontrado cuatro fitosteroles en el aceite de Argán, los dos principales son el espinasterol y el eschottenol. También contiene antioxidantes y otros componentes como los tocoferoles, carotenos y alcoholes triterpenos. Todos estos componentes trabajan juntos para proporcionar los efectos de hidratación y rejuvenecimiento de la piel propiedades más difundidas del aceite de Argan.
Este aceite ha sido utilizado tradicionalmente como alimento en el norte de África, pero se conoce actualmente en todo el mundo sobre todo por sus propiedades sobre la piel. La aplicación tópica de este aceite puede ayudar a aumentar la producción de células, haciendo que la piel tenga unas condiciones más saludables.
Ayuda a minimizar la aparición de las estrías mediante la mejora de la elasticidad de la piel retrasando su envejecimiento. Disminuye la formación de arrugas. Trata heridas. Es un buen hidratante después de la exposición al sol. Suaviza las grietas de los talones.
El aceite de Argan también ofrece muchos beneficios a los cabellos, entre los que destacamos: es un acondicionador natural de pelo: lo alisa, aumenta su cohesión y le da densidad y longitud. Ayuda a promover el crecimiento y ayuda a reducir su caída. Protege el cabello contra los rayos del sol nocivos o ultravioletas. Nutre el cuero cabelludo, que puede afectar positivamente el crecimiento del cabello y reduce el riesgo de ciertas enfermedades, como la dermatitis, la obstrucción del folículo capilar, la caspa, etc.
El sabor de este aceite es similar al de las avellanas y muchos cocineros de todo el mundo utilizan aceite de Argan para mejorar sus platos y se considera una adición esencial a la hora de cocinar platos de gourmet. Basta espolvorear unas gotas de aceite de Argan como complemento a cada ensalada o plato para enriquecer su aroma y sabor y crear una experiencia gastronómica en todas las comidas.
Los ciudadanos marroquíes utilizan el aceite de Argan para hacer una mantequilla mezclándola con miel y almendras. Después de extraer el aceite, la otra mitad de la semilla se convierte en una pasta de mantequilla de maní espesa, que se vierte y se utiliza como una pasta para poner sobre el pan.
Montserrat Alsina Márquez
Profesora de l’Escola del Gremi d’Herbolaris